Cualquiera puede tener cierto nivel de timidez y dificultad para tratar con personas desconocidas. Pero cuando esta dificultad impide al individuo formar relaciones en varios entornos, puede ser un signo de fobia social. Esta fobia también puede conocerse como trastorno de ansiedad social y puede confundirse con síntomas de ataques de ansiedad, insomnio e incluso síndrome de pánico.
Por lo tanto, te ayudaremos a comprender mejor qué es la fobia social, explicando sus causas, síntomas y cómo identificar el problema. Recuerda que un diagnóstico solo puede ser realizado por un profesional: Psicólogo o Psiquiatra. Al final, también mostraremos cómo la hipnosis puede ser una forma de ayudar a los pacientes que sufren de este problema. ¡Así que lee hasta el final!
¿Qué es la fobia social?
Según el NIH (Instituto Nacional de Salud Mental), el trastorno de ansiedad social (fobia social) es una condición mental crónica donde el individuo siente un alto malestar con cualquier interacción social, especialmente cuando involucra a un gran número de personas. Generalmente, este malestar puede variar dependiendo de cómo la persona maneja las experiencias de vida, pero es común que los malestares se manifiesten con un sentimiento intenso de ansiedad y miedo.
Debido a esta ansiedad elevada, esta fobia puede considerarse uno de los tipos de trastornos que causa la ansiedad. Las personas que tienen esta fobia, en casi todas las situaciones sociales, sienten este malestar tan intensamente que ya no pueden tener control total sobre sus emociones. Esto explica por qué la reacción más común de estas personas es tratar de permanecer en silencio y retraídas.
Las personas con esta fobia no les gusta atraer la atención de los demás porque piensan que podrían hacer algo embarazoso o ser juzgadas y menospreciadas. Debido a esto, los individuos que sufren de esta fobia evitan hablar en público y asistir a eventos en persona tanto como sea posible, lo que termina interrumpiendo todo su ciclo de relaciones en cualquier entorno.
Las experiencias cotidianas comunes que pueden ser difíciles para el paciente incluyen, por ejemplo:
- Interactuar con personas desconocidas o extraños;
- Asistir a fiestas o reuniones sociales;
- Ir al trabajo o a la escuela;
- Iniciar conversaciones;
- Hacer contacto visual;
- Salir en citas;
- Entrar en una habitación donde la gente ya está sentada;
- Devolver artículos a una tienda;
- Comer frente a otras personas;
- Usar un baño público;
A continuación se presenta un relato compartido por el NIH de una persona que sufre de esta fobia:
“En la escuela, siempre tenía miedo de que me llamaran, incluso cuando sabía las respuestas. No quería que la gente pensara que era estúpido o aburrido. Mi corazón latía rápido, y me sentía mareado y con náuseas. Cuando conseguí un trabajo, odiaba reunirme con mi jefe o hablar en una reunión. No pude asistir a la recepción de la boda de mi mejor amigo porque tenía miedo de tener que conocer gente nueva. Intenté calmarme bebiendo varias copas de vino antes de un evento y luego comencé a beber todos los días para tratar de lidiar con lo que tenía que hacer.”
Ahora que tienes una mejor comprensión de qué es esta fobia, hemos organizado una lista completa de síntomas a continuación. Continúa leyendo para descubrir cuáles son.
Síntomas
Hemos separado los síntomas en categorías emocionales y físicas para facilitar la identificación. A continuación, los síntomas emocionales y de comportamiento que a veces pueden surgir en el paciente:
- Miedo a situaciones en las que puedan ser juzgados;
- Preocupación por avergonzarse o humillarse;
- Miedo intenso a interactuar o hablar con extraños;
- Miedo a que otros noten que parecen ansiosos;
- Miedo a los síntomas físicos que pueden causar vergüenza, como ruborizarse, sudar, temblar o tener la voz temblorosa;
- Evitar hacer cosas o hablar con personas por miedo a la vergüenza;
- Evitar situaciones donde puedan ser el centro de atención;
- Tener ansiedad en anticipación a una actividad o evento temido;
- Soportar una situación social con miedo o ansiedad intensa;
- Pasar tiempo después de una situación social analizando su desempeño e identificando fallos en sus interacciones;
- Esperar las peores consecuencias posibles de una experiencia negativa durante una situación social;
- Para los niños, la ansiedad al interactuar con adultos o compañeros puede demostrarse llorando, haciendo berrinches, aferrándose a los padres o negándose a hablar en situaciones sociales.
Los signos y síntomas físicos a veces pueden acompañar al trastorno de ansiedad social e incluir:
- Ruborizarse;
- Latidos cardíacos rápidos;
- Temblor;
- Sudoración excesiva;
- Malestar estomacal o náuseas;
- Dificultad para respirar;
- Mareos o aturdimiento;
- Sentir que su mente se ha quedado en blanco;
- Tensión muscular;
Según el NIH, los niños también pueden sufrir de este problema. Los síntomas de fobia social en un niño incluyen:
- Llorar o molestarse más a menudo de lo habitual;
- Volverse muy agresivo;
- Evitar la interacción con otros niños y adultos;
- Miedo a ir a la escuela o participar en actividades en el aula, presentaciones escolares y eventos sociales;
- No pedir ayuda en la escuela;
- Ser muy dependiente de sus padres o tutores.
Ya hemos entendido todos los posibles síntomas, ahora exploremos un poco las causas de este problema. ¡Descúbrelo!
Causas
Al igual que muchas otras condiciones de salud mental, la fobia social probablemente surge de una interacción compleja de factores biológicos y ambientales. Según la Clínica Mayo, las posibles causas incluyen:
- Rasgos heredados. Los trastornos de ansiedad tienden a ser hereditarios. Sin embargo, no está completamente claro cuánto de esto se debe a la genética y cuánto se debe al comportamiento aprendido.
- Estructura cerebral. Una estructura en el cerebro llamada amígdala puede jugar un papel en el control de la respuesta al miedo. Las personas con una amígdala hiperactiva pueden tener una respuesta de miedo intensificada, causando mayor ansiedad en situaciones sociales.
- Entorno. El trastorno de ansiedad social puede ser un comportamiento aprendido: algunas personas pueden desarrollar la condición después de una situación social desagradable o embarazosa. Además, puede haber una asociación entre el trastorno de ansiedad social y los padres que modelan un comportamiento ansioso en situaciones sociales o son más controladores o sobreprotectores con sus hijos.
Tratamientos
Según Healthline, los tratamientos más comunes involucran atención terapéutica individual o grupal para ayudar al paciente a lidiar con las causas específicas del problema y proponer soluciones prácticas que puedan implementar durante ciertas situaciones, logrando un mayor proceso de tolerancia a su malestar. También se recomienda controlar los alimentos que pueden causar ansiedad, como el consumo de café, o drogas e intoxicantes.
Ahora, ¿podría la hipnosis ser una forma de tratar este trastorno o al menos ayudar a combatir la fobia social? ¡Mira la respuesta a esta pregunta a continuación!
¿Cómo Funciona la Hipnosis para la Fobia Social?
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), con pequeñas consideraciones de la Sociedad Brasileña de Hipnosis (SBH), la hipnosis puede definirse como un estado de conciencia [intencionalmente inducido] que involucra atención enfocada y conciencia periférica reducida, caracterizado por una respuesta mejorada a la sugestión. En este estado, se lleva al sujeto a experimentar cambios en sensaciones, percepciones, pensamientos o comportamiento [orientados a objetivos].
En el caso de la fobia social, el terapeuta puede usar la hipnosis en el paciente para crear entornos de desensibilización sistemática y resignificación de eventos traumáticos a través de sugerencias. El objetivo es que el terapeuta simule estas situaciones para que el paciente pueda reelaborar sus creencias fundamentales y construir experiencias exitosas necesarias para lidiar con estas emociones en situaciones reales.
Durante las sesiones, el terapeuta también puede usar la hipnosis para la relajación y reducción de emociones negativas.
En otras palabras, si el paciente tiene traumas o problemas para hablar en público, el terapeuta usará la hipnosis para resignificar precisamente estos entornos, recordando al paciente estas situaciones o simulando otras similares. De esta manera, el sujeto aprenderá a lidiar con estas sensaciones durante las sesiones.
Corroborando la descripción anterior, hay evidencia científica del uso de la hipnosis para ayudar a combatir la fobia social. Según un estudio de caso publicado en el NIH, muestra que una persona se sometió a 10 sesiones de hipnosis, y los resultados indicaron que este paciente pudo participar en asuntos sociales y profesionales que eran imposibles antes del tratamiento con hipnosis.
Por lo tanto, la hipnosis puede ser una forma alternativa de combatir la fobia social, a veces siendo una forma natural sin necesidad de medicación.
Lo importante es que el paciente no deje de consultar a un médico de confianza para tener un diagnóstico más completo de su situación.
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